EN
EL DÍA DEL ESTUDIANTE
Desde que tienes uso de razón,
recuerdas que siempre te han “atormentado” con la asistencia al colegio. Desde tu
infancia precoz fuiste obligado a acudir al jardín; te rompieron el corazón, te
alejaron del calor del hogar, de los afectos infinitos, de las contemplaciones
de tus actos, de tu soberbia. Tenías que enfrentar ahora, a la miss, una total desconocida que quería
fungir de mamá; eso jamás pasaría, madre solo hay una. Terminaste este periodo,
y esa persona se convirtió en tu
confidente, la que decidía tu existencia, finalmente; la querías y te dolió en
lo más profundo de tu ser, separarte de ella. Ya habías crecido.
Te esperaba la primaria, más
niños y niñas, sin darte cuenta estabas creciendo rápidamente, ya tenías otras
consideraciones en tu casa. El colegio te asignaba responsabilidades de “adulto”,
batallaste con todo el mundo, por ser tú. La palabra estudiante caló en ti, en
este periodo entendiste tu rol como hijo, hermano, compañero, amigo y
estudiante también.
Pensaba entonces, estaré listo
para la nueva fase de mi vida, aún frescos están mis recuerdos de la miss, que atento afecto me dio, me
enseñó los primeros pasos para confrontar mi reto estudiantil. Mis profesores
de primaria me han dado las herramientas, a lo mejor no las necesarias para lo
que me espera; pero, me siento capaz de proseguir con las letras, números y
fórmulas. Sé que saldré airoso.
Ahora, finalmente la secundaria,
qué equivocado que estaba, no es lo último, solo es el preámbulo para seguir
siendo estudiante. Uno nunca deja de aprender, de estudiar. Me esperan los
estudios superiores. Difícil será olvidar mi estadía en la secundaria, tanto
que viví, cuánta inocencia derramé. Cómo será sentir mi época escolar cuando
deje el colegio, mis amigos, profesores, auxiliares, tanta gente que siempre
estuvo alrededor mío para que sea UN ESTUDIANTE.
By/jla