LA REBELIÓN
Rómulo Gallegos
Juan Lorenzo tenía 5 años cuando
ocurrió el asesinato de su padre, el comandante Carlos Gerónimo Figueroa,
conocido como Mano Carlos, quien había sido asesinado por Julián Camejo, porque
le había quitado su mujer.
Pasaron los días y Efigenia, esposa
de Mano Carlos sin saber qué hacer, encarga a su compadre que vaya a Caracas a
preguntar a sus tías Antonia y Mercedes para que la reciban, su compadre no trae buenas noticias, pues
ellas en respuesta le habían contado la historia de Efigenia, que ella,
producto de una infidelidad de su padre, había sido muy ingrata después de que
ellas la recibieron tras la muerte de su madre, pues Efigenia había escapado
con Mano Carlos.
Su compadre hace una comparación de
sus tías con unas macaureles, lo cual causa mucha risa a Juan Lorenzo. Decidida
Efigenia decide ir a Caracas donde sus tías y su compadre se ofrece a llevarla,
pues el había hecho un promesa a Mano Carlos de que la cuidaría.
Rumbo a Caracas, Juan Lorenzo estaba muy emocionado
pues quería conocer a las famosas macaureles, llegan a su casa y Efigenia
siente una gran melancolía pues esa casa le recordaba su infancia, pero sus
tías no querían recibirla, se burlaban de la carreta en que vino y fingían no
estar. Una vez que se marcha su compadre, sus tías la reciben con abrazos y
llantos pues la habían extrañado, el mismo recibimiento para su hijo, pasaban
los días y la visita constante de un caballero era un poco extraña, él era el
señor Noguera, el cual Juan Lorenzo había visto que le daba dinero a Antonia,
una de sus tías, pero no había visto problema en esto, al cabo de cierto tiempo
el señor Noguera falleció y la tristeza era muy grande, todo continuó su curso
normal , pero después se dio a conocer el misterio de las Cedeño, un misterio
de orden económico, pues sorprendentemente sin ningún esfuerzo el dinero
aparecía diariamente pero nadie sabía de dónde, hasta que la muerte del señor
Noguera lo hizo saber y es que él invertía su dinero y con el producto es que
vivían.
Los tiempos malos se venían, los
pocos ahorros ya no abastecían por eso a Efigenia se le ocurrió coser, pero
Antonia rechazó la idea, luego a Mercedes
se le ocurrió hacer quesadillas, lo cual Antonia también rechazó, por el
miedo a la vergüenza de ser buena familia. Pero con los tiempos difíciles
Antonia terminó cediendo, y se les ocurrió que para que la gente no hable,
sería Juan Lorenzo quien vendería las quesadillas con discreción, lo cual Juan
Lorenzo no cumplió, pues todos los vecinos se terminaron enterando de su negocio de quesadillas.
Los años transcurrieron rápidamente
y Juan Lorenzo había crecido, ya no era ese niño tierno que jugaba con sus
amigos, ahora era un joven rudo, fuerte, respetado por todos y famoso por sus cabezazos, pues bajo el
ejemplo callejero, había adquirido los modales groseros del padre, que al igual
que el lo llamaban Mano Juan, que por llamarle hermano le decían Mano Juan,
esta coincidencia aterraba a su madre, pues sentía que el pasado volvía.
Juan Lorenzo no hace caso a nadie y
para de pelea en pelea, pero un día es preso de un ataque de epilepsia y a
consecuencia de eso estuvo una semana en cama, de este modo acaba con su
prestigio y pasa a formar parte de una leyenda, se sospechaba que solamente
Gregorio, el Maneto, podía rivalizar con
él, pero no lo hacían puesto que de chicos eran amigos, ya que el Maneto era
hijo de una antigua lavandera de las Cedeño. Al paso del tiempo, la cuerda del
Capitolio hacía visitas constantes a Mano Juan, pues querían ganárselo al
partido, él se dejó seducir y le cogió gusto a esa vida refinada, las Cedeño
estaban sorprendidas, pues habían visto el cambio en Mano Juan.
Esta cuerda del Capitolio era
dirigida por los Arizaleta, ante los cuales Mano Juan agachaba la cabeza pues
reconocía su inferioridad por la pobreza e inteligencia de su parte, por tanto
se plegaba a su voluntad. Mano Juan se encontraba lleno de ambiciones y cierta
noche asiste a un baile en la casa de los Arizaleta y es deslumbrado por todo
el lujo que había, pero se olvida de ello cuando ve a Mary, hermana de los
Arizaleta, a quien había conocido una tarde que entró a dejar libros a la casa
de los Arizaleta, logrando así entablar una corta conversación con ella.
Mano Juan se retira del baile lleno
de pensamientos raros, pues sentía ternura por Mary, pero a la vez rabia a la
cual no encuentra la causa, de pronto se encuentra con el Maneto, que viene con
unos de su cuerda, después de haber hecho alguna fechoría. Maneto se comienza a
burlar de Mano Juan y le hace recordar el pasado de su familia a lo cual Mano
Juan responde con cabezazos, con lo cual Maneto se rinde y Mano Juan con un
gesto de asco encara a los compañeros de Maneto, pero ninguno se mete con él,
Mano Juan les da la espalda insultándolos, es así como Juan Lorenzo, un hombre
de la plebe al romper con el Maneto, se rebeló contra su casta.