TODOS
SANTOS, DÍA DE MUERTOS (Apreciación crítica)
(Octavio
Paz)
"Todos Santos, Día de
muertos", pertenece al libro de Octavio Paz El laberinto de la soledad; es un ensayo enmarcado a observar las
celebraciones fastuosas, sin mesura de la sociedad mexicana.
El pueblo
mexicano es una sociedad mística, donde sus celebraciones son “sagradas” para
los habitantes, su deseo de diversión va más allá de lo razonable. Es capaz de
dejar de lado sus responsabilidades, su salud para estar presente en todo tipo
de reuniones de carácter público.
Las
celebraciones son rituales, así se le podría decir, son tan importantes para su
cultura personal que no puede dejar de pasar
la oportunidad de celebrar y divertirse.
Paz
sostiene: “El mexicano ama las fiestas
y las reuniones públicas”, el aspecto religioso está vinculado estrechamente con
las celebraciones. Hasta los pueblos más recónditos de México tienen sus propias
costumbres y tradiciones, es muy probable que la fiesta de los muertos tenga un
lugar preponderante dentro de las celebraciones; luego, de la Virgen de
Guadalupe.
Ni las carencias económicas, sociales imposibilitan
su conmemoración. Hay poblados que orientan sus recursos con prioridad a los
festejos que a su propio beneficio. Está en el alma de los mexicanos ser así.
Si la fiesta es en el medio de la semana, mucho mejor; se podrá cerrar la
semana alegóricamente. Y, si no hay para la comida, por ningún motivo se dará
una dicotomía; primero la festividad.
Si se podría poner un sinónimo al mexicano cuando
se divierte, nos atreveríamos a decir, sin exageración que es bebida (tequila,
cerveza), color, comida, juegos, riñas, amoríos, infidelidades, frenesí. Luego
de participar con euforia en convites, le toma algo de tiempo retomar su rumbo
como persona que pertenece a una sociedad que quiere cambiar y mejorar.