EL PRÍNCIPE FELIZ
(Oscar Wilde)
Dominando la ciudad, en un alta
columna se encontraba el príncipe feliz, toda la gente lo admiraba.
Una golondrina que había
retrasado su viaje, se enamoró de un junco, se encontraba feliz con él hasta
que se aburrió; el ingrato junco se marchó a Egipto, se hizo de noche y decidió
pasar la noche en la ciudad, lo hizo sobre dos columnas enormes, doradas; de
pronto le cayeron tres gotas miró con sorpresa hacia arriba y apreció que el
príncipe tenía los ojos empapados de lágrimas.
Antes el príncipe era muy feliz y
así murió, ahora que estaba en ese lugar podía ver toda la fealdad y la triste
pobreza que lo rodeaba. Le contó sobre una costurera que tenía un hijo que
estaba muy enfermo y le rogó que le llevara el rubí del puño de su espada; la
golondrina le hizo caso, regresó muy fatigada por el viaje y se quedó dormida.
Al día siguiente, la golondrina
debía de partir, mas el príncipe le rogó que se quedara una noche más. Le pidió otro favor, que le llevara un ojo
que estaba hecho de zafiro para un joven que escribió sus obras, pero no tenía
dinero ni para comer y el otro ojo para una niña que iba a ser golpeada por su
padre por haber hecho caer cerillos al agua y no servía para nada.
Al otro día, la golondrina partía
a Egipto, al volar sobre la ciudad se percató de la pobreza de la ciudad, el
frío y hambre que padecían los niños; la golondrina regresó donde le príncipe y
le contó lo que había visto, el príncipe pidió a la golondrina que le arrancara
hoja por hoja el oro de su cuerpo y se lo diera a los pobres; así lo hizo la
golondrina.
Al final, la golondrina se acercó al príncipe le dio un beso, su cuerpo casi moribundo se deslizó hasta sus pies la intensidad del frío colaboró para su muerte; no pudo culminar su viaje, el príncipe al ver esto su corazón de plomo se le partió;
vinieron las autoridades observaron el estado en que se encontraba el príncipe,
la golondrina muerta. Decidieron fundir el metal de su cuerpo, ya no tenía ningún valor ni mucho representaba algo de la belleza; pero no pudieron
hacerlo con su corazón, éste y la golondrina muerta fueron echados entre las
cenizas.
Dios pidió a uno de sus ángeles
que le trajera las dos cosas más hermosas de la tierra, el ángel el corazón de
plomo y la golondrina.
Por William J. Castro C.