FAUSTO
(Johann Wolfgang Goethe)
PERSONAJES:
Fausto: Principal personaje, hace un pacto con el diablo.
Wagner: Discípulo de Fausto.
Mefistófeles: Quien encarna al demonio.
Margarita: Bella mujer de quien se enamora Fausto.
Valentín: Hermano de Margarita
Helena: Mítica mujer griega.
Euforión: Hijo de Helena y Fausto.
ARGUMENTO:
Fausto, un anciano que ya había vivido
gran parte de su vida sin conocer la felicidad plena, solo espera la muerte. La
vida lo ha tratado mal según su parecer, no tuvo la oportunidad de casarse ni
tener hijos.
Atormentado por sus lamentos cree
que hora de partir al más allá, solo Wagner le da aliento para seguir viviendo.
Finalmente, decide poner fin a su vida y hace preparar un pócima para beber,
instantes en los cuales empiezan a sonar las campanas de las Pascuas, Fausto y
Wagner salen corriendo de la habitación a ver ese jubileo, olvidó por un
instante su muerte, al retornar a su cuarto son seguidos por un perro poco
familiar para ellos; de pronto, el animal se hincha y arde en llamas, aparece
una persona de la luminosidad del fuego, era Mefistófeles, el demonio, quien había
visto sufrir a Fausto, le ofrece un trato: “hacerle gozar de la vida a cambio
de su alma”. Fausto acepta.
Fausto por designio de
Mefistófeles se dirige donde una bruja y bebe un preparado que lo convierte en
un joven apuesto, se iniciará su nueva vida.
Enamora a Margarita quien cede a
sus encantos, luego se burla de ella;
ante tamaña afrenta su hermano Valentín sale a su encuentro, por los poderes
del demonio, Fausto da muerte a Valentín y se olvida de ella, Margarita tenía
un pasado oscuro, se le acusaba de filicida y parricida.
Fausto cansado de tantos
contratiempos, Mefistófeles decide llevarlo a las entrañas de la Tierra, evocan
a Paris y Helena. Fausto se enamora de Helena y tienen un hijo con ella llamado
Euforión, parece que la dicha le sonríe a Fausto, pero la desgracia lo persigue,
su hijo muere por una caída y Helena desaparece.
Fausto sube a la Tierra, ayuda al
Rey en una guerra, éste lo premia dándole un territorio provincial, se
convierte en rico y poderoso, mas no es feliz.
En el ocaso de su existencia
aparece Mefistófeles quien venía por su parte del trato, Fausto muy acabado y
casi ciego no pone obstáculos a Satanás, pero no puede llevarse su alma, desde
el momento de su nueva existencia Fausto no había obrado mal, su alma tampoco,
no le pertenecía a Mefistófeles, pero sí
a los espíritus celestiales que lo acompañaron en su travesía final.